¿Por qué? Por una simple razón: si sobrecargamos nuestro cuerpo de sustancias ajenas como el azúcar, cereales y harinas refinadas, carnes rojas, comida procesada… destruimos el colágeno y frenamos su síntesis, inflamamos nuestro cuerpo, impedimos que las células se regeneren y aceleramos los procesos de envejecimiento. De este modo, a pesar de procurarnos todos los cuidados del mundo, no luciremos como podríamos.
¡Vamos al grano!
¿Cuáles son los nutrientes más importantes? ¿Dónde podemos encontrarlos en nuestra dieta?
Alimentos probióticos: los que contienen las bacterias buenas vivas: yogur natural, kéfir, kombucha, chucrut, etc. son una maravilla para nuestra piel. No cabe ninguna duda de que una buena salud digestiva es la base para tener una piel sana. Si nuestras digestiones dejan mucho que desear, no nos deshacemos bien de las toxinas, las cuales siguen circulando en nuestra sangre provocando inflamaciones.
Grasas buenas. Importantísimas para mantener la hidratación y firmeza. Entre los más recomendables están: el aguacate (que además de las grasas saludables contiene también vitaminas A y E, folatos y antioxidantes), los frutos secos (sin tostar, sin freír, sin sal añadida), pescado azul y otras fuentes de los ácidos omega 3 (nuez, chía, lino, cáñamo) y el coco por sus propiedades antibacterianas (muy útil en caso de acné).
Proteína de buena calidad es imprescindible para fortalecer las fibras de colágeno y elastina para mantener la piel firme y mejorar la fuerza de cabello.
También los antioxidantes naturales provenientes de fruta y verdura fresca, junto con los fitoquímicos, presentes en ellos. Sin estas moléculas tan potentes, no seríamos capaces de frenar ninguna cascada de los radicales libres – los grandes responsables de los procesos de envejecimiento celular.
En la mayoría de las frutas y verduras abunda la vitamina C (especialmente en acerola, fresa, pimiento rojo, grosellas, perejil y kiwi)– además de ser un antioxidante potente, es indispensable para la síntesis adecuada de colágeno. Otras vitaminas destacables por su poder antioxidante son: la vitamina A (presente, entre otros, en boniato, calabaza, zanahoria, brócoli, espinacas, mango y albaricoques) y la vitamina E (presente en alimentos como el aceite de oliva, frutos secos crudos, cereales integrales y aguacate).
Entre los minerales más importantes destacamos: el selenio (germen de trigo, hígado, atún, marisco, semillas de girasol, lentejas, frutas y verduras), el magnesio (cereales integrales, cacao puro, frutos secos) y el zinc (ostras, setas, mejillones, cacao puro, pipas de calabaza). El último tiene su rol en la síntesis de queratina. Si nos falta en la dieta, impedimos el crecimiento adecuado de cabello.
Para un buen crecimiento del pelo, además del cinc, destacan aminoácidos azufrados (presentes en cebolla, puerro, coles, brócoli, coles de bruselas y espárragos), hierro, ácido fólico, vitamina B12 y vitamina B6 (presente en el germen de trigo, carne, huevos, pescado y verduras, legumbres, nueces, cereales integrales).
¿Qué hay que limitar?
La sal, el azúcar, el alcohol, la comida rápida y procesada, bollería industrial, harinas refinadas y alimentos con un contenido elevado en nitratos (fiambres, carnes procesadas) y potenciadores de sabor (por ejemplo, el glutamato).
Sin duda, una piel radiante y un cabello y uñas fuertes, en gran medida se consiguen desde el estómago.
Gracias a una dieta llena de nutrientes, la piel tiene más luz, elasticidad, firmeza y está mejor hidratada; el cabello y las uñas crecen más fuertes y tienes más brillo.